Homenaje a los compañeros que cambiaron de estado físico
¡ Como aguerridos deportistas de alto desempeño !
Así son nuestros queridos compañeros que batallaron dando lo mejor de ellos, y simplemente transmutaron su cuerpo físico a un estado más sublime, permaneciendo de manera perpetua entre nosotros.
Con esta publicación entonces, haciendo justicia parcial con lo que merecen, habilitamos un espacio con un breve pero sentido homenaje a su recuerdo y a la manifestación colectiva que nunca han dejado de pertenecer a la Familia Colmena.
Un par de reflexiones
Haciendo un balance sobre la cantidad de contenido que he tenido el inmenso gusto de compartirles, observo que, habiendo empezado con la tímida propuesta y petición del permiso para hacer uso moderado y parcial de este muy valioso chat conversacional, de acceso exclusivo, más no restrictivo ni discriminatorio, para expresar ideas, pensamientos, recuerdos, anécdotas y otras manifestaciones asimilables que competen principalmente a los “hijos” de la Familia Colmena, cedí a la tentación de no medir la longitud de mis escritos…
Y como consecuencia de ello, hasta el momento, he plasmado cerca de 14.000 palabras que, adjudicando un promedio de 300 palabras por página, estaríamos llegando ya al tamaño de una “cartilla” con 47 páginas de contenido…
Y lo grave es que, como mínimo, nos faltan dos temas cruciales a tratar:
Primero, un sencillo pero emotivo homenaje a los compañeros y amigos que formando parte también de la Familia, hoy ya no nos acompañan físicamente, pero que siempre mantendremos presentes en nuestras mentes, en nuestros corazones y, reservándoles el espacio que se merecen, en el “Tablero de Honor” dispuesto especialmente para ellos.
Este Tablero de Honor, conteniendo Diploma de Graduación para cada uno de ellos, tiene además una connotación muy importante: es un pedestal de mucha más significancia que un simple y tradicional mausoleo, pues se encuentra a mucha más altura, ocupando sillas privilegiadas en lo que podríamos asimilar a un observatorio satelital.
Es por ello por lo que, propongo también, emplear el mejor de nuestros esfuerzos para preservar su memoria, los recuerdos de sus mejores acciones, anécdotas y aportes. Por qué no, también las fotografías que documenten sus rasgos físicos y algunos momentos que tuvimos la dicha de compartir con ellos.
Es también razón por la cual reitero mi invitación para que estos gratos y merecidos recuerdos se plasmen por escrito. Trabajando como equipo y haciendo así sean pequeños aportes.
¿Qué le ha permitido a la humanidad preservar los recuerdos y enseñanzas de sus ancestros? La escritura. Los símbolos. Los dibujos grabados sobre piedra pues aún no contaban con el invento de la fotografía. Y percatémonos que muchos de estos grabados rudimentarios se han preservado por milenios. Algunos inclusive no se han descubierto aún.
Hoy en día escribir es enormemente fácil. Y con la ayuda de la actual tecnología, se hace más sencillo todavía. Les invito a realizar una prueba para comprobarlo:
Resérvese tres (3) minutos de tranquilidad. Prepare una hoja de papel y un lápiz. Alístese como si fuera a tomar un dictado. Y ahora distribuyamos esos 3 minutos así:
Para el primer minuto cierre los ojos, tome aire profundo y expírelo con naturalidad. Mantenga los ojos cerrados. Tome una idea constructiva, cualquiera, la que se le ocurra, pero que le gustaría expresársela en forma de cuento corto a alguien muy cercano.
Ahora, sin necesidad de forzarse, aíslese de cualquier distracción externa, para poder invertir el resto del minuto en la narración mental que hará a esa persona especial. Y comience de inmediato a expresarle el cuento.
Despreocúpese de la gramática, la lógica y demás reglas tradicionales. Si dentro del proceso de esta narración mental le surgen “ideas locas”, personajes absurdos o situaciones graciosas. ¡¡No pasa nada!! Al contrario, muchísimo mejor pues estas “locuras” le darán mucha más vida al cuento.
Una vez finalizado el minuto, para cuya medición nos puede ayudar el cronómetro del celular, por ejemplo, abra los ojos y comience a escribir en la hoja de papel toda la mayor cantidad de recuerdos que mantiene presentes respecto a la muy reciente narración.
Imagínese que está tomando nota de un dictado. Escriba sin parar, pero, solamente durante dos (2) minutos. ¿Qué le quedaron varias o muchas ideas que no alcanzó a escribir?, pues claro que sí!!!
El propósito de este ejercicio es precisamente demostrar que todo el mundo tiene la habilidad innata para escribir. Algunos con más facilidad que otros, es cierto, pero ello se debe sencillamente a la práctica y la disciplina para perseverar haciéndolo.
Entonces, ¿No se merecen también nuestros héroes “físicamente ausentes”, pero mentalmente presentes, que hagamos así sea una simple alusión que quede grabada con cualquiera de los medios con que contamos en la actualidad, en mucho mayor volumen y facilidad de manejo del que pudieron acceder las generaciones antiguas?
“Inyección” de Axiología en Seguros Colmena
El rotundo éxito que obtuvo Seguros Colmena desde la cuna de su nacimiento no fue un “destello fugaz”. Todo lo contrario. El modelo de negocio que construyó rompiendo toda clase de paradigmas, no solo lo preservó en el tiempo, sino que se constituyó en un ejemplo palpable sobre la aplicación real de un principio acuñado por el Sistema ISO: el proceso de mejoramiento continuo.
Pero la empresa nunca habría obtenido dichos logros si no contara con el talento humano. Las personas físicas que entregaron lo mejor de cada una de ellas para hacer posible dicha cadena de éxitos.
De otra parte y sin perjuicio de lo anterior, en justicia, el aporte realizado por los sacerdotes jesuitas, haciendo uso del canal propicio de la Fundación Grupo Social, amén de sus intervenciones a nivel personal, sutilmente realizadas a través de ingeniosos mecanismos y delicadas tácticas respetuosas pero contundentes respecto a las semillas que sembraron en nosotros, merecen un muy especial reconocimiento y nuestra perpetua gratitud.
Miremos entonces a través de la otra cara del prisma, pues no sólo los éxitos fueron de perfil financiero.
Hagamos abstracción un momento para reflexionar sobre dos conceptos sumamente importantes: la felicidad y la abundancia.
La abundancia se suele asociar mecánicamente a la riqueza material, incluida la monetaria.
Y la felicidad se suele asociar también mecánicamente con la abundancia: por ejemplo, atrevidamente se menciona con ligereza => “soy rico y por ende soy feliz”. O, “si tuviera más dinero, yo sería feliz”. Y es este un peligroso y distorsionado sofisma.
En primera instancia es un error pretender definir la “abundancia” como el atesoramiento de cosas. Acumular por el simple hecho de acumular.
En segunda instancia, solo llegaré a ser realmente feliz, si comparto lo que tengo. Así entonces, llegaré a ser más feliz compartiendo para el bien de otros, lo poco que tengo, en vez de atesorarlo en abundancia y sin nadie con quien compartirlo.
Recordemos brevemente el ejemplo de los narcotraficantes: como los miles de millones que obtienen son todos “mal habidos”, no los pueden consumir o invertir de manera abierta. Su opción más clara es canalizar dinero en derroches, vicio, promoción del delito y todo tipo de aberraciones.
Necesitan testaferros que no generan nada productivo. Al contrario, se constituyen en parásitos y el “cáncer” de la sociedad atacando todo tipo de principios morales y de equitativa justicia.
El permanente temor y zozobra en que “viven” estos infelices narcos, les obliga a contratar guardaespaldas sin escrúpulos que cimentan su mal llamada “lealtad” por el apetito del dinero fácil, con una creciente avaricia desmedida.
Ahora, ¿qué sucede con los inmensos sobrantes de dinero físico que no son capaces de consumir? Los almacenan en canecas plásticas contaminadas con los químicos que ellos mismos utilizan, para enterrarlas bajo tierra hasta que “los millones de dólares” se pudran volviéndose totalmente inservibles.
Entonces, ¿En algún momento fueron realmente felices?
Nota al margen: Si les interesa ampliar detalles sobre este y otros temas afines, he escrito algunos artículos fruto de mis investigaciones personales, que con mucho gusto puedo compartir.
Reflexión axiológica. ¿Quiénes son nuestros jefes?
Pero volvamos a la historia principal: el beneficio aportado por los jesuitas a nuestra Familia Colmena.
En alguna grata oportunidad que se presentó para saludar al padre Hernán Umaña (sucesor del Padre Adán Londoño que mencionamos en publicación anterior), me pregunta él: <Nelson, cuénteme quién es su jefe…> Y yo sin dudarlo un instante le contesto: <es el doctor Hernán Marulanda, el vicepresidente>
Entonces me replica el padre Umaña: <No hijo. Él no es su jefe. ¿Entonces quién es su jefe?> Yo un poco sorprendido, le contesto: <Ah! Ya le entiendo. Mi jefe es el doctor Botero, el presidente> Pero él de nuevo me desconcierta con: <No señor, él tampoco es su jefe. Entonces, quién es su verdadero jefe>
Continúo enumerando personajes en la escala jerárquica de la Fundación e inclusive, en lo poco que conocía de los directivos jesuitas. Una vez se me acabaron las opciones, le dije: <Perdóneme padre Umaña, pero me rindo. No sé contestar a su pregunta>
Entonces el padre, poniendo una mano sobre mi hombro y utilizando un tono de exhortación, me dice: <Nelson. Que nunca se le olvide: su verdadero jefe ¡¡son los pobres!!>
Y continúa…<Todo lo que hacemos y recursos que necesitamos conseguir, tienen un propósito fundamental. Y es hacerles la vida más fácil a los pobres. Ello es lo que le da sentido a todo nuestro esfuerzo y el de la gente que nos colabora.>
Y culmina nuestra conversación con una mini clase sobre la Axiología de la Fundación Social, o sea la rama de la filosofía que estudia los valores y su aplicación productiva.
Y la verdad es que este principio quedó “tatuado” en mí, así como en la mayoría de mis compañeros miembros de la Familia Colmena.
Esta transformación moral y espiritual que acertadamente supieron inyectar los jesuitas en nosotros, no solo se constituye en un valioso patrimonio que nos enriqueció enormemente como personas, sino que también entró a formar parte de nuestra genética, encomendándonos una misión que necesariamente debemos cumplir como miembros activos de la Familia Colmena.
La misión que responsablemente debemos cumplir
Démonos cuenta de que, el deseo de mantener vivo el recuerdo de “La Familia” (Colmena), es una manifestación también del subconsciente nuestro, “pidiendo pista” para poder actuar y contribuir así al cumplimiento de nuestra misión social: ¡¡¡Hacer más fácil la vida de los pobres!!!
¿Y cómo podemos apoyar esta obra social familiar? ¿Dando limosna por ejemplo?: NO. Y ya veremos por qué, en reflexión que les quiero compartir a través de un nuevo artículo, pues el presente ya se me extendió otra vez demasiado.
Epílogo
Me parece importante aclarar que, con este volumen ya significativo de publicaciones que con el mayor gusto les he querido compartir, en realidad solo quiero motivar el diálogo, el intercambio de pensamientos y expresiones, aprovechando la oportunidad que nos brinda el potencial encuentro permanente que nos permite este chat conversacional.
Imaginémonos que tenemos una sesión grupal, para un encuentro virtual de “La Familia”, permanentemente abierto, con las cámaras de nuestros celulares y computadores en pleno funcionamiento.
Estoy totalmente seguro de que esta reunión “presencial no física” nos animaría a decir algo, a preguntar algo, a levantar la mano para pedir la palabra. Entonces hagámoslo, acudiendo a un mecanismo que facilita mucho más el compartir ideas y pensamientos: “Escribamos”.
Les felicito por la enorme paciencia de quienes han llegado hasta acá con la lectura de estas publicaciones que, con tanto amor por La Familia, respetuosa y humildemente les he querido compartir.
Pero, haciendo a un lado la timidez que también me ha caracterizado, les anticipo que ¡¡viene más contenido!!
Me sentiré entonces altísimamente complacido con sus comentarios y “likes”, para la presente y anteriores publicaciones, contando para ello con el “Blog” que les he habilitado junto con la casilla en donde pueden opinar, esfuerzo éste adicional que da especial relevancia al contenido con destino exclusivo para la Familia Colmena.
Seguimos en sintonía y les mando un fuerte abrazo.
Publicación ISAN-0044-280324 – AgroEscritor
no deje de escribir, todas las historias han estado maravillosas, recordar es vivir. fue una epoca para muchos muy importante en nuestras vidas y seguir conectados es maravilloso. gracias Doctor Jaramillo.
Gracias Marthica, por su lindo y motivador comentario.
Y claro que con el mayor gusto, sobre todo después de recibir la motivación de comentarios como el suyo, continuaremos escribiendo, Dios mediante.
Me alegra también muchísimo haber encontrado esta oportunidad para saludarla pues, como bien sabe, siempre le he tenido un muy especial aprecio.
Fuerte abrazo
Nelsón. Gracias por dedicar tanto tiempo a recrear tantas vivencias maravillosas.
Querida Ximena, lo hago con muchísimo gusto.
Sin embargo, sea esta la oportunidad para destacar que lo que me anima a continuar con la escritura de estas remembranzas, son comentarios como el tuyo, los cuales agradezco de corazón.
Entonces, sin perjuicio de continuar “sacando a la luz” muchos más recuerdos gratos que nos faltan, es conveniente también mirar nuestro presente, como haremos con varias de las siguientes publicaciones.
Gracias de nuevo por tu participación. Un fuerte abrazo y seguimos en sintonía.